miércoles, 30 de mayo de 2012

O los dos o ninguno

Estaba en la esquina, esperándote. Como todos los viernes, se suponía que me acompañabas a casa para despedirnos ya en la puerta con un beso, ese con sabor a "nos vemos mañana", ese con sabor a "te voy a pensar", a "te amo".
Te esperé quince minutos y te mandé un mensaje. No recibí respuesta.
Te esperé una hora, cincuenta y siete minutos, para ser exacta, cincuenta y siete eternos minutos.
Me fui, sola, preocupada.
En casa estaba mamá, esperándome en la puerta, pálida. Me lo dijo con la mayor suavidad y tacto que pudo tener.
Fue una semana larga, te extrañé, te lloré, te llamé, te nombré, te recordé y te volví a llorar. Una y otra vez. Hoy se cumple un mes, un mes sin vos. ¿Por qué yo sin vos y no vos sin mí? Egoísta. ¿Y yo? Te odio, me abandonaste, ¿por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué vos si y yo no? ¿Por qué vos no y yo si? Es injusto.
Si vos no estás yo tampoco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario