Era un viernes lluvioso, de esos que uno se imagina cuando le cuentan
una historia que transcurre una noche en París. Un viernes romántico. Un
viernes de primeras citas, de enamorados, de parejas viejas, de encuentros y de
primeros besos. Uno de esos viernes por los que todos queremos pasar, aunque
sea de espectadores.
Iban de la mano caminando por una calle de adoquines, sin paraguas,
disfrutando de la lluvia. Iban pensando en que se amaban y que aquella noche
más que nunca, pero que la noche anterior pensaban lo mismo, y que la noche del
día siguiente se iban a amar aún más.
Luego de un par de vueltas decidieron entrar a un teatro. No sabían qué
iban a encontrar dentro, quién se presentaba, qué hacía éste, ni cuánto costaba
la entrada pero él, como siempre, insistió en pagar.
Al acomodarse empezaron a observar a sus alrededores por si encontraban
a alguien conocido, costumbre que suele tener la gente. Seguían sin saber quién
se presentaba, pero estaban felices de estar juntos.
Entre tanto mirar y mirarlo ella se ve. Literalmente, se ve sentada unos
asientos adelante. Y busca complicidad en la mirada de quien estaba a su lado,
sorprendida. Él también se vio, buscando lugar, sentándose un par de lugares a
la izquierda de ella, la ella que estaba unos asientos adelante.
Fue entonces cuando recordaron. Estaban en una muestra de música. Tocaba
su hermano y cantaba la mamá de ella, con su tía. No se conocían en ese
entonces. Acaso habían viajado en el tiempo dos años atrás ?
Se pararon y fueron a hablar con sus ellos, quienes confundidos los
miraron y se miraron, sin entender la lógica coincidencia.
-Che, flaco, mirala, es re linda.
-Vos qué opinás ? No te da curiosidad saber qué opina ? Estoy segura de
que sí, me conozco. Él también es lindo, es muy lindo, pero te estás dando
cuenta recién ahora que lo mirás a los ojos, esos ojos verdes profundos.
-Van a ser muy felices. Y la muestra, está buenísima. Pero nos tenemos
que ir, disfruten la noche.
Al salir, entre risas, un poco de miedo, desconcierto e incertidumbre, se encuentran. Pero no entre ellos sino con ellos. Quienes a su vez, unos años
largos mayores, se los encontraron, no tan sorprendidos.
-Se quieren mucho, eh ?
-Eh... Sí, ustedes… Parecen felices
-Las apariencias no siempre engañan, no me sorprende que lo hayas
supuesto, me conozco
Sonrieron, se miraron y siguieron, cada pareja enamorada de noche
lluviosa en París rumbo a su anterior destino. Éste que te puede dar sorpresas.
Todos los días tengo el mismo sueño y siempre se me cumple. Mi sueño es
estar hasta la eternidad y en la eternidad con vos.